Traición a la democracia
Yo también
perdí en la elección: yo no voté por el PRI. Y me parece una lástima que hayan
regresado al poder, sobre todo ese grupo de priístas en particular, sobre todo
ese candidato en particular. Es más, de los votantes, 29,137,331 no votamos por
Peña Nieto. Y si consideramos una abstención de 36.86% (otros 28,651,048), el
hecho es que el ahora presidente electo no fue la opción preferida por la gran
mayoría de los ciudadanos.
Sin embargo,
nos guste o no, nos parezca lamentable o no, ganó la elección. Una elección se
gana cuando se obtiene la mayoría de los sufragios. Sí, es una pena que los
partidos de oposición durante los últimos 6 años hayan bloqueado las reformas
que habrían permitido la segunda vuelta y la reelección. Es una pena que se
sigan usando las prácticas de compra de votos. Es una pena la ignorancia de la
gran mayoría de los mexicanos, culpa en parte de la lamentable situación de la
educación pública.
Pero las
elecciones se ganan con votos. Y esos votos, motivados por lo que haya sido, se
merecen todo nuestro respeto. Que López Obrador, por quien no votaron 32,329,612
ciudadanos (60,980,660 incluyendo las abstenciones) quiera, otra vez, decidir
que la elección es inválida porque él no ganó, que quiera cambiar las reglas
del juego después de haber jugado con ellas durante toda la campaña, que
insulte a quienes no votamos por él, me parece aún más lamentable que la
victoria del PRI.
¿Hubo compra
de votos? Sí, todo parece indicar que hay partidos que les dieron dinero a los electores
a cambio de sus votos. Estos partidos, por cierto, incluyen al PRD. Independientemente
de las anécdotas que todos hemos oído, cuando se propuso introducir castigos
por la compra de votos en la última elección en el EdoMex, el PRD se negó,
porque es una conducta en la que también ellos incurren (CFR Sergio Aguayo en
Primer Plano de Canal 11, 2 de julio del 2012).
Claro que por
el otro lado, cuando a uno le dan dinero y le piden que vote por tal o por
cual, uno de todas maneras puede aceptar el dinero y votar por alguien más.
También hemos oído de votantes que recibieron dinero del PRI y votaron por
López Obrador.
Lo que estoy
diciendo es que, en efecto, no somos una democracia perfecta. Ningún país tiene
una democracia perfecta, y podemos documentar compras de voto, persuasiones o
hasta intimidaciones en casi cualquier democracia contemporánea. Somos una
democracia relativamente joven, con leyes que se han ido cambiando al
contentillo de los actores (sobre todo de quienes han perdido, como en el
2007). Pero somos una democracia, y nuestras elecciones son, fundamentalmente,
libres y equitativas.
Con una
sociedad dividida, a muy grandes rasgos, en tercios, mientras no haya segundas
vueltas, habrá aproximadamente dos tercios de votantes que no estén contentos
con el ganador. Pero eso es la democracia, y mientras no encontremos un mejor
sistema, con eso tenemos que vivir.
Lo único que
cambió entre el sábado y el domingo en la noche fue que AMLO perdió la
elección. Hasta ese momento, él mismo estaba contento con las condiciones de la
pelea, tanto, que se comprometió públicamente a aceptar los resultados.
Impugnar una elección con cuyas reglas se estuvo de acuerdo y bajo cuyas
condiciones se peleó, aceptar el dinero público para pelearla y luego impugnarla,
es traición al sistema electoral en su conjunto, traición a los ciudadanos que
estuvieron al frente de la elección, traición a los electores y a los
representantes de todos los partidos.
¿Por qué no
mejor se constituye en una oposición responsable y madura, por qué no se dedica
a proponer, desde las instituciones, alternativas constructivas a las políticas
públicas? Volver a bloquear todo lo que intenten los gobiernos que no le
gustan, volver a nombrarse presidente legítimo y recorrer el país dividiendo y
sembrando odio entre los mexicanos no lo van a hacer ganar la siguiente
elección, y muy probablemente sean la causa de que haya perdido ésta. Tiene un
enorme capital político, ¿por qué no mejor usarlo en bien del país? Creo que no
le puede ofrecer nada mejor a México que trabajar para ayudar a revertir las
condiciones sociales, educativas y económicas que explican el triunfo de Peña,
y para asegurarnos de que en el 2018 no vuelva a ganar el PRI.
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