Las ecuaciones de la ciudad
El peatón nunca tendrá la prioridad, ni
sobre la banqueta ni en los pasos de peatones.
Las bicicletas tienen el derecho de
empujar, insultar o atropellar a los peatones, sobre todo cuando éstos vayan
caminando por la banqueta. Si el peatón se queja, el ciclista puede insultarlo
o acosarlo. El ciclista nunca tendrá la obligación de circular por la calle.
Los ciclistas han pasado a tener la prioridad en las banquetas.
Los automóviles particulares deben pagar
ISAN, tenencia, verificación, parquímetros. Si un automovilista comete el
pecado de olvidar la verificación, se le llevará al corralón y se le cobrarán
multas por el olvido, por el pecado y por el “arrastre” de la grúa. Los taxis
pueden pintarle un numerito a su coche y circular, sin placa, sin permiso y sin
verificación, sin que nadie los moleste.
El peatón nunca tendrá la prioridad en
ningún lugar.
Una empresa legalmente establecida debe
contar con RFC, domicilio fiscal verificable, permisos de todo tipo, debe estar
al corriente en todos sus pagos y estar a la disposición de cualquier autoridad
que quiera visitarla, en cualquier momento, o recibirá citatorios amenazantes
para explicar por qué no estuvo cuando se le requirió. Un vendedor ambulante se
podrá instalar en cualquier lugar, a cualquier hora, aunque estorbe o ponga en
peligro a los demás con sus tanques de gas, su aceite hirviendo o su diablito
de luz. Nadie hará nada por quitarlo, ni tiene ninguna obligación, fiscal o
social.
A los habitantes del DF se les pide que
nunca tiren el aceite por el desagüe porque éste contamina miles de litros de
los mantos freáticos. Los vendedores ambulantes de fritangas tienen el derecho,
sancionado por la impasibilidad de los policías, de tirar decenas de litros
diarios por las coladeras de las calles.
El peatón no tiene la prioridad en los
pasos de peatones, sobre todo cuando los microbuses quieran pasarse el alto,
circular sin luces o simplemente estorbar. Los choferes de microbuses tienen el
derecho de insultar al peatón que se atreva a cruzar por los pasos peatonales
marcados en las esquinas.
El automovilista que haya pagado su
tiempo en el parquímetro y cometa el error de pasarse por un par de minutos
puede tener la seguridad de que, cuando llegue, ya le habrán puesto el inmovilizador
y tendrá que pagar la multa y el servicio de retiro del inmovilizador. El que
se estacione ilegalmente sobre la banqueta o en lugares expresamente prohibidos
tendrá la seguridad de que nadie le pondrá ni multas ni inmovilizadores.
El peatón tendrá que bajarse de la
banqueta cuando haya cualquier obstáculo, como coches estacionados, vendedores
ambulantes, restaurantes ilegales, bicicletas o cualquier otra cosa. Los
peatones no tienen ningún derecho de circulación sobre las banquetas.
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